jueves, 1 de octubre de 2009

Velo

Cada noche, el ritmo de la luna enredaba su frágil oración entre las esquinas frías y oscuras. Alojamiento de almas en pena, sin saber su destino,pues oscilaba entre la vida y la muerte, debajo de esa capa, emanaba un olor felino, gemidos de caricias pecadoras.devota al cielo había arrojado sus deseos a un pozo, en su lado mas oscuro flotaban las ansias de carne humana.

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