pregunto mi libro, y de pronto comencé a transportarme,
no podía dejar de pensarte,
cada instante dibujarlo sobre el brillo de tu mirada,
perdía la razón poco a poco,
me vino la imagen de mi cama,
las sabanas, mi piel tocando la suavidad,
generando un cálido grito que lo cubría lentamente,
mi piel descubierta, un camino de mil recuerdos,
debajo cubrían sus grietas y sus huellas,
las cobijaban, para dejarlas escapar,
y así....silenciosamente cubrir tu respiración con mis manos,
sin respuestas fundirnos en una hoja en blanco, que nos miraba sin temor...
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